¿OS SUENA?
María está en el parque con su bebé Pablo (de 6 meses), pasando la tarde con su mejor
amiga, Alcia, la mamá de Ana (de año y medio) que juega con él como muchas veces.
María y Alicia escuchan un sollozo repentino y ven que Ana está sobre Pablo, al
acercarse las dos amigas comprueban que le ha dado un bocado. Alicia no puede creer
lo que ha pasado, ni entender porqué Ana ha tenido esa reacción, nunca antes lo había
hecho. Se siente angustiada por un lado, al ver el daño del bebé que llora y por otro
enfadada con Ana por lo que acaba de hacer. María también se siente agobiada al ver
a su bebé llorando, enfadada con Ana pr lo que ha hecho..No saben como actuar,
ambas se hacen preguntas ¿Por qué lo ha hecho? ¿cómo debe actuar con ella? ¿Cómo le
hace ver que éso no se hace? ¿cómo evitar que vuelva a suceder? ¿Cómo se va a sentir
mi bebé? ¿puede volver a pasar?
Luis está preparando la cena y sus dos hijos, José (de 3 años) y Martín (de un año y
medio) están jugando con sus coches en el suelo de la cocina, a su lado. De repente,
Luis escucha un grito espeluznante de José seguido de sollozos. Entre los sollozos,
José muestra su brazo a su papá y dice lentamente: “Me ha mordido”. Martín ha
mordido a su hermano. Luis se siente frustrado; no sabe qué hacer. Martín muerde a
menudo. Muerde a su hermano, a otros niños en el parque y a niños en su clase de la
guardería. Luis no está seguro sobre la mejor manera de tratar la situación. Se
pregunta si debe usar el “tiempo de descanso” como consecuencia por haber mordido,
pero cree que Martín es muy pequeño para entender la conexión entre las mordidas y
un “tiempo de descanso”.
¿CÓMO SE SIENTEN LAS FAMILIAS?
Las familias de un niño que muerde pueden experimentar una amplía gama de sentimientos.
Entre ellos:
- Preocupación: por el comportamiento de su hijo y por el impacto que éste pueda tener
en otros niños.Temen que este acto de morder pueda afecter su desarrollo social y la
manera en que otros lo perciben.
- Culpa: preguntarse si han hecho algo mal en la crianza o en su estilo de disciplina.
Pueden cuestionar si están enseñando adecuadamente a su hijo sobre el autocontrol y
la interacción social.
- Vergüenza: Al enterarse de que su hijo ha mordido a otro niño, pueden sentirse
avergonzados, especialmente si el incidente ocurrió en la escuela, guardería o frente a
otros padres
- Frustración: si el comportamiento, es recurrente, puede generar frustración, ya que las
familias podrían no saber cómo manejar la situación o sentirse impotentes ante la falta
de progreso.5. Compasión: a pesar de la situación, muchas familias sienten empatía por sus hijos.
Entienden que el morder a veces puede ser una manifestación de frustración, estrés o la
incapacidad de expresar sentimientos de otra manera, especialmente en niños
pequeños.
- Deseo de corregir: finalmente, las familias sienten un un fuerte impulso de corregir el
comportamiento, buscando el consejo de profesionales, leyendo sobre el tema o
tratando nuevas técnicas de disciplna y manejo de emociones.
La familia del niño que ha sido mordido también puede experimentar una variedad de
emociones intensas:
- Enfado: es natural este sentimiento al saber que tu hijo ha sido lastimado. Pueden sentir
indignación hacia el niño que mordió incluso hacia los padres al pensar que no toman
medidas.
- Protección: muchas familias tienen una reacción protetora inmediata, queriendo
asegurarse de que su hijo esté a salvo y que la situación no se repita. Es posible que
busquen formas de evitar que su hijo vuelva a estar en situaciones donde pueda ser
lastimado.
- Preocupación: pueden preocuparse por el estado físico de su hijo, pero también por las
consecuencias sociales o emocionales que pueda desarrollar su hijo, como que
desarrolle miedo a otros niños o se sienta inseguro en el entorno donde ocurrió.
- Empatía: aunque la reacción inicial sea de molestia o enfado, muchas familias pueden
llegar a comprender que el niño que mordió también está pasando por un momento difícil
o que aún no ha aprendido a controlar sus impulsos. Ésto puede llevar a una postura
más comprensiva de la situación.
- Ansiedad; si el hecho ocurre en una escuela o guardería las familias pueden sentirse
ansiosos y con miedo de volver a llevar a su hijo.
- Deseo de resolución: en última instancia, la mayoria de las familias quieren que el
problema se resuelva de manera pacífica y efectiva. Pueden buscar hablar con los
maestros, cuidadores, buscar consejo y apoyo.
En general es una situación emocionalmente desafiante, pero muchos padres buscan formas
de ayudar a su hijo a aprender comportamientos más apropiados y a buscar ayuda en los
profesionales para poder gestionar todos estos sentimientos encontrados.
EL ENFOQUE
Durante esa edad los niños tienen mucho contacto con sus iguales y se espera que ellos sean
capaces de relacionarse.Morder es una conducta que algunos niños en edades comprendidas de 1 a 3 años presentan.
Existen diferentes razones de porqué lo hacen, pero en cualquier caso es necesario enseñarles
desde el primer momento las consecuencias que acarrea morder.
En esta etapa de su desarrollo, no tienen las suficientes palabras como para expresar sus
sentimientos. Cuentan principalmente con los sonidos y las acciones para comunicar lo que
piensan y sienten. Las mordidas son una manera en que los niños de 1 y 2 años expresan sus
necesidades, deseos o sentimientos.
La acción de morder puede ser la manera por la cual el niño está probando su poder para llamar
la atención. Algunos niños muerden porque se sienten ansiosos, celosos. Debemos recordar
que los niños con la dentición necesitan calmar sus encías con lo cual muchas veces muerden
porque carecen de autodominio y actúan impulsivamente.
Aunque las mordidas pueden ser muy frustrantes, su hijo no lo hace con el fin de irritarlo ni
de lastimar a nadie. Su hijo puede morder para expresar: “Estoy asustado”, “La gente está
demasiado cerca de mí” o “Estoy frustrado”. Naturalmente, los padres, madres y cuidadores se
preocupan de que las mordidas pueden lastimar gravemente a otro niño. También les
preocupan los efectos negativos que sufrirá el niño que muerde, como el ser evitado por otros
niños. Pero por el lado positivo, hay maneras de reducir y poner fin a las mordidas de un niño.
Para poder entender este problema debemos entender porqué los niños muerden.
¿POR QUÉ MUERDEN LOS NIÑOS?
Los niños pequeños muerden por muchos motivos diferentes. El primer paso para reducir o
impedir las mordidas es entender por qué su hijo pequeño puede morder. He aquí algunos de
los motivos de las mordidas de niños pequeños.
- La comunicación de la frustración.
Muchos niños pequeños muerden por frustración. En muchos casos, no saben expresar de otra
manera sus sentimientos fuertes. Las mordidas pueden comunicar mensajes como“Eso no me
gusta”, “Quiero ese juguete” o “Has invadido mi espacio personal”.
- Dificultades para jugar con otros.
Algunos niños pueden sentirse abrumados al jugar con otros o cerca de ellos. Tal vez no sepan
cómo compartir cosas, turnarse o comunicar sus deseos o intereses.
- Causa y efecto.
Los niños pequeños pueden morder para ver qué efecto surtirá en otros. Aprenden rápidamente
que así se produce una reacción grande tanto en los niños a los que muerden como en los
adultos que lo presencian.
- Exploración y aprendizaje.
Una de las maneras más importantes en que niños de 1 y 2 años aprenden sobre el mundo es
usando los cinco sentidos. Las mordidas pueden ofrecerles una manera de descubrir cómo se
siente un objeto o una persona. En otras palabras,sus mordidas pueden ser intentos de
comunicar: “Me pareces interesante. Me pregunto cómo sientes y a qué sabes”.•Estímulo oral.
Algunos niños muerden porque les gusta la sensación física de morder o mascar.
- Dentición.
Muchos niños sienten dolor durante la dentición. Morder o mascar algo puede aliviarles el dolor.
- Imitación.
A los niños de 1 y 2 años les encanta imitar o copiar el comportamiento de otros. Aprenden
mucho practicando los comportamientos que observan. Por ejemplo, si Martín ve a Sara morder
y ve que Sara recibe mucha atención por morder (aunque sea atención negativa), Martín tal vez
quiera poner a prueba ese comportamiento de morder para ver cómo reaccionan los adultos
que él conoce.
- Hacer frente a sentimientos incómodos.
Cuando los niños tienen hambre o sueño, están aburridos o se sienten ansiosos, tienen menos
capacidad de hacer frente a los vaivenes de la vida (por ej., se les arranca un juguete, no
pueden comer una galleta después del almuerzo) y pueden recurrir a las mordidas en vez de
expresar de otras maneras sus necesidades o sentimientos.
¿QUÉ DEBEMOS HACER CUANDO UN NIÑO MUERDE?
Lo primero que hay que hacer es observar cuando y porqué esta conducta aparece.
Cuando un niño muerde siempre debemos transmitirle que la agresión no es aceptada.
Debemos intervenir con rapidez , pero con calma y mostrarle nuestra desaprobación. Hay que
explicarle que “no se puede hacer daño”, poniéndonos a su altura y mirándole a los ojos. Si el
niño está jugando debe separarse de la actividad (dos minutos es suficiente), si quiere continuar
con los demás tendrá que dejar de morder. También es aconsejable que tenga una conducta
reparadora: ayudarle a curar al amigo, darle un beso, pedirle disculpas.
Prohibir una conducta no significa que el pequeño entienda cual es la conducta acertada. A los
niños hay que servirles ejemplos a seguir, por ejemplo mostrarle nuevas formas de relación,
utilizar el lenguaje, esperar turnos, acariciar a sus compañeros, pedir prestado. Es importante
ofrecerle, mostrarle al peque otras maneras de expresarse y relacionarse con sus compañeros.
Si sólo se le riñe y penaliza sin mostrarle alternativas, tan sólo estamos castrando su expresión
emocional, hay que darle salida a través de otras maneras, de otras conducta.
Nunca debemos responder con la misma acción: morder a un niño que muerde es un
gran error.
Cuando son muy pequeños no pueden relacionar el dolor que sienten con el que
causanc uando muerden a los demás. No debemos utilizar la violencia ni humillación para
erradicar el comportamiento. Dialoga, háblale con firmeza y coherencia manteniendo siempre la
calidad del vínculo afectivo.ES IMPORTANTE QUE TANTO EN CASA COMO EN LA GUARDERÍA SE ACTÚE IGUAL:
*No gritarles. No pegarle en la boca ni reñirle diciéndole “¡Eres malo/a! , ¡siempre igual!,¡Estoy
cansado/a siempre lo mismo!”.,pues no sirve más que para humillar.
*Ponerse a su altura y decirle con cara seria y tono contundente, pero sin llorar y sin estar
enfadada/o. ”Éso no se hace. Has hecho daño, mira como llora tu amigo. Con la boca se dan
besos. Dale un beso para curar pues le has hecho daño”. Si le gritamos y le exigimos el beso
puede que el niño/a no quiera hacerlo por miedo y porque se sentirá bloqueado. Es importante
tener una actitud de serenidad no de amenaza, el beso es para curar el daño, para que conozca
otra manera no dañina de usar la boca y para inculcarle el respeto por el otro. Pero el respeto
por el otro no lo llegará a entender si no es también tratado con respeto. Digamos que el
mensaje sería: has hecho algo malo, repáralo con un beso y te voy a enseñar con respeto y
paciencia otra manera de actuar.
*Si en ese momento se intuye el motivo de la mordida, debemos ofrecerle al niño cómo
debería expresarse sin morder.
Nuestro tono ya no debe ser contundente, ni de enfado. Usemos un tono más bien reconciliador
y una expresión amorosa. “Que quieres ¿Qué te deje su juguete?, pues se lo pides, ¿por favor
me dejas el juguete?”; “¿estabas asustado porque jugaba muy cerca?, dile no me molestes, o te
vas a otro lado”; “¿Hoy estás de mal humor?, pues patalea con los pies , o muerde este juguete
(un mordedor), así no harás daño a nadie. Ésto sí lo puedes morder”.
*Aunque no se sepan los motivos de la mordida, es necesario darle un mensaje alternativo
para que vaya aprendiendo cómo podría haberse expresado sin dañar. Da igual los meses que
tengan. Aunque sean bebés ¡sí entienden! captan perfectamente el mensaje que le estamos
transmitiendo. Y mientras le mostramos otra manera de expresar sus sentimientos, recuerda, no
uses una actitud de enfado.
*Utilizar durante un tiempo mordedores, chupete…que les ayuden a descargar su
tensión , su frustración o les alivien el dolor de encías si etán en un proceso de dentición.
*Evitar frases como“ Te voy a comer”, “ Te quiero tanto que te como”, pues potencian el poder
de la boca y claro, para ellos tiene suficiente significado.
*Elogiar, alabar, cuando el niño resuelve sin morder, “Muy bien, muerdes el mordedor y así no
haces daño”, con la boca se dan besitos , mamá y papá se ponen muy contentos cuando das
besitos.
*Necesita la misma actitud de respeto y amor que todo niño. No etiquetarlo de niño/a difícil,
ni conflictivo/a.
*Lea libros sobre las mordidas. Al leer, pregunte o explique a su hijo cómo los varios
personajes pueden sentirse. Si su hijo tiene casi 3 años, se puede pedir que le “lea” el libro
diciéndole lo que está pasando de acuerdo a las láminas. Se puede leer el libro antes de ir a
dormir. Algunos libros recomendados son:
-Teeth Are Not for Biting por Elizabeth Verdick.
– No Biting por Karen Katz. – No Biting, Louise por Margie Palatini.
Se requiere tiempo y constancia, ya que es un comportamiento difícil de corregir y que
a veces dura mucho en el tiempo. No basta con actuar así cuatro o cinco días y al quinto
estar hartos/as porque sigue mordiendo. El niño/a necesita más tiempo para aprender nuevas
alternativas y constancia en el mensaje, es decir, repetirle siempre lo mismo.
Sabemos que resulta cansado para los padres, se rinden y acaban por etiquetarlo de imposible
o conflictivo y con ello dejan de actuar. Eso es un grave error pues es como dejar de echar
semillas en una tierra muy fértil. No se recogerá ningún fruto por haberse rendido demasiado
pronto.
¡Constancia, tiempo, coherencia, respeto por el niño, ser amoroso, confianza y
paciencial! NADIE DIJO QUE EDUCAR FUERA FÁCIL, NI PARA LOS PADRES NI PARA LOS
PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN