¿OS SUENA?

Luis está preparando la cena y sus dos hijos, José (de 3 años) y Martín (de un año y medio) están jugando con sus coches en el suelo de la cocina, a su lado. De repente, Luis escucha un grito espeluznante de José seguido de sollozos. Entre los sollozos, José muestra su brazo a su papá y dice lentamente: “Me ha mordido”. Martín ha mordido a su hermano. Luis se siente frustrado; no sabe qué hacer. Martín muerde a menudo. Muerde a su hermano, a otros niños en el parque y a niños en su clase de la guardería. Luis no está seguro sobre la mejor manera de tratar la situación. Se pregunta si debe usar el “tiempo de descanso” como consecuencia por haber mordido, pero cree que Martín es muy pequeño para entender la conexión entre las mordidas y un “tiempo de descanso”.

EL ENFOQUE

La acción de pelear o morder de forma continua cuando el niño asiste a una guardería puede ser un problema serio.

Durante esa edad los niños tienen mucho contacto con sus iguales y se espera que ellos sean capaces de relacionarse.

Morder es una conducta que algunos niños en edades comprendidas de 1 a 3 años presentan. Existen diferentes razones  de porqué lo hacen, pero en cualquier caso es necesario enseñarles desde el primer momento las consecuencias que acarrea morder.

En esta etapa de su desarrollo, no tienen las suficientes palabras como para expresar sus sentimientos. Cuentan principalmente con los sonidos y las acciones para comunicar lo que piensan y sienten. Las mordidas son una manera en que los niños de 1 y 2 años expresan sus necesidades, deseos o sentimientos.

La acción de morder puede ser la manera por la cual el niño está probando su poder para llamar la atención. Algunos niños muerden porque se sienten ansiosos, celosos. Debemos recordar que los niños con la dentición necesitan calmar sus encías con lo cual muchas veces muerden porque carecen  de autodominio y actúan impulsivamente.

Aunque las mordidas pueden ser muy frustrantes, su hijo no lo hace con el fin de irritarlo ni de lastimar a nadie. Su hijo puede morder para expresar: “Estoy asustado”, “La gente está demasiado cerca de mí” o “Estoy frustrado”. Naturalmente, los padres, madres y cuidadores se preocupan de que las mordidas pueden lastimar gravemente a otro niño. También les preocupan los efectos negativos que sufrirá el niño que muerde, como el ser evitado por otros niños. Pero por el lado positivo, hay maneras de reducir y poner fin a las mordidas de un niño.

Para poder entender este problema debemos entender porqué los niños muerden.

 

¿POR QUÉ MUERDEN LOS NIÑOS?

Los niños pequeños muerden por muchos motivos diferentes. El primer paso para reducir o impedir las mordidas es entender por qué su hijo pequeño puede morder. He aquí algunos de los motivos de las mordidas de niños pequeños.

  • La comunicación de la frustración.

Muchos niños pequeños muerden por frustración. En muchos casos, no saben expresar de otra manera sus sentimientos fuertes. Las mordidas pueden comunicar mensajes como“Eso no me gusta”, “Quiero ese juguete” o “Has invadido mi espacio personal”.

  • Dificultades para jugar con otros.

Algunos niños pueden sentirse abrumados al jugar con otros o cerca de ellos. Tal vez no sepan cómo compartir cosas, turnarse o comunicar sus deseos o intereses.

  • Causa y efecto.

Los niños pequeños pueden morder para ver qué efecto surtirá en otros. Aprenden rápidamente que así se produce una reacción grande tanto en los niños a los que muerden como en los adultos que lo presencian.

  • Exploración y aprendizaje.

Una de las maneras más importantes en que niños de 1 y 2 años aprenden sobre el mundo es usando los cinco sentidos. Las mordidas pueden ofrecerles una manera de descubrir cómo se siente un objeto o una persona. En otras palabras,sus mordidas pueden ser intentos de comunicar: “Me pareces interesante. Me pregunto cómo sientes y a qué sabes”.

  • Estímulo oral.

Algunos niños muerden porque les gusta la sensación física de morder o mascar.

  • Dentición.

Muchos niños sienten dolor durante la dentición. Morder o mascar algo puede aliviarles el dolor.

  • Imitación.

A los niños de 1 y 2 años les encanta imitar o copiar el comportamiento de otros. Aprenden mucho practicando los comportamientos que observan. Por ejemplo, si Martín ve a Sara morder y ve que Sara recibe mucha atención por morder (aunque sea atención negativa), Martín tal vez quiera poner a prueba ese comportamiento de morder para ver cómo reaccionan los adultos que él conoce.

  • Hacer frente a sentimientos incómodos.

Cuando los niños tienen hambre o sueño, están aburridos o se sienten ansiosos, tienen menos

capacidad de hacer frente a los vaivenes de la vida (por ej., se les arranca un juguete, no pueden comer una galleta después del almuerzo) y pueden recurrir a las mordidas en vez de expresar de otras maneras sus necesidades o sentimientos.

¿QUÉ DEBEMOS HACER CUANDO UN NIÑO MUERDE?

Lo primero que hay que hacer es observar cuando y porqué esta conducta aparece.

Cuando un niño muerde siempre debemos transmitirle que la agresión no es aceptada. Debemos intervenir  con rapidez , pero con calma y mostrarle nuestra desaprobación. Hay que explicarle que “no se puede hacer daño”, poniéndonos a su altura y mirándole a los ojos. Si el niño está jugando debe separarse de la actividad (dos minutos es suficiente), si quiere continuar con los demás tendrá que dejar de morder. También es aconsejable que tenga una conducta reparadora: ayudarle a curar al amigo, darle un beso, pedirle disculpas.

Prohibir una conducta no significa que el pequeño entienda cual es la conducta acertada. A los niños hay que servirles ejemplos a seguir, por ejemplo mostrarle nuevas formas de relación, utilizar el lenguaje, esperar turnos, acariciar a sus compañeros, pedir prestado. Es importante ofrecerle, mostrarle al peque otras maneras de expresarse  y relacionarse con sus compañeros. Si sólo se le riñe  y penaliza sin mostrarle alternativas, tan sólo estamos castrando su expresión emocional, hay que  darle salida a través de otras maneras, de otras conducta.

Nunca debemos responder con la misma acción: morder  a un niño que muerde es un gran error.

Cuando son muy pequeños no pueden relacionar el dolor que sienten con el que causan cuando muerden a los demás. No debemos utilizar la violencia ni humillación para erradicar el comportamiento. Dialoga, háblale con firmeza y coherencia manteniendo siempre la calidad del vínculo afectivo.

ES IMPORTANTE QUE TANTO EN CASA COMO EN LA GUARDERÍA SE ACTÚE IGUAL:

*No  gritarles. No pegarle en la boca ni reñirle diciéndole “¡Eres malo/a! , ¡siempre igual!,¡Estoy cansado/a siempre lo mismo!”.,pues no sirve más que para humillar.

*Ponerse a su altura y decirle con cara seria y tono contundente, pero sin llorar y sin estar enfadada/o. ”Éso no se hace. Has hecho daño, mira como llora tu amigo. Con la boca se dan besos. Dale un beso para curar pues le has hecho daño”. Si le gritamos y le exigimos el beso puede que el niño/a  no quiera hacerlo por miedo y porque se sentirá bloqueado. Es importante tener una actitud de serenidad no de amenaza, el beso es para curar el daño, para que conozca otra manera no dañina de usar la boca y para inculcarle el respeto por el otro. Pero el respeto por el otro no lo llegará a entender si no es también tratado con respeto. Digamos que el mensaje sería: has hecho algo malo, repáralo con un beso y te voy a enseñar con respeto y paciencia otra manera de actuar.

*Si en ese momento se intuye el motivo de la mordida, debemos ofrecerle al niño cómo debería expresarse sin morder.

Nuestro tono ya no debe ser contundente, ni de enfado. Usemos un tono más bien reconciliador y una expresión amorosa. “Que quieres ¿Qué te deje su juguete?, pues se lo pides, ¿por favor me dejas el juguete?”; “¿estabas asustado porque jugaba muy cerca?, dile no me molestes, o te vas a otro lado”; “¿Hoy estás de mal humor?,  pues patalea con los pies , o muerde este juguete (un mordedor), así no harás daño a nadie. Ésto sí lo puedes morder”.

*Aunque no se sepan los motivos de la mordida, es necesario darle un mensaje alternativo para que vaya aprendiendo cómo podría haberse expresado sin dañar. Da igual los meses que tengan. Aunque sean bebés ¡sí entienden! captan perfectamente el mensaje que le estamos transmitiendo. Y mientras le mostramos otra manera de expresar sus sentimientos, recuerda, no uses una actitud de enfado.

*Evitar  frases como “ Te voy a comer”, “ Te quiero tanto que te como”, pues potencian el poder de la boca y claro, para ellos tiene suficiente significado.

*Elogiar, alabar, cuando el niño resuelve sin morder, “Muy bien, muerdes el mordedor y así no haces daño”, con la boca se dan besitos , mamá y papá se ponen muy contentos cuando das besitos.

*Necesita la misma actitud de respeto y amor que todo niño. No etiquetarlo de niño/a difícil, ni conflictivo/a.

*Lea libros sobre las mordidas. Al leer, pregunte o explique a su hijo cómo los varios personajes pueden sentirse. Si su hijo tiene casi 3 años, se puede pedir que le “lea” el libro diciéndole lo que está pasando de acuerdo a las láminas. Se puede leer el libro antes de ir a dormir. Algunos libros recomendados son:

                 -Teeth Are Not for Biting por Elizabeth Verdick.

                – No Biting por Karen Katz.

                – No Biting, Louise por Margie Palatini.

Se requiere tiempo y constancia, ya que es un comportamiento difícil de corregir y que a veces dura mucho en el tiempo. No basta con actuar así cuatro o cinco días y al quinto estar hartos/as porque sigue mordiendo. El niño/a necesita más tiempo para aprender nuevas alternativas y constancia en el mensaje, es decir, repetirle siempre lo mismo.

Sabemos que resulta cansado para los padres, se rinden y acaban por etiquetarlo de imposible o conflictivo y con ello dejan de actuar. Eso es un grave error pues es como dejar de echar semillas en una tierra muy fértil. No se recogerá ningún fruto por haberse rendido demasiado pronto.

¡Constancia, tiempo, coherencia, respeto por el niño, ser amoroso, confianza y paciencial! NADIE DIJO QUE EDUCAR FUERA FÁCIL, NI PARA LOS PADRES NI PARA LOS PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN.